sábado, 27 de marzo de 2021

Nunca he visto serenos en mi calle ni palmeras

 


Nunca he visto serenos en mi calle ni palmeras

colgadas de las nubes

he visto, sí, mi nombre en la derrota de un verso y de qué forma

envejece el paisaje,

pura fatalidad, dirán lo viejos,

y uno queda pensando hasta qué punto redime una tristeza

la existencia de Dios.

 

Era un niño y mi abuelo

me enseñó a encontrar una sonrisa entre la gente

que cantaba sus penas

—mi abuelo solamente me enseñó cosas útiles —

y me habló del peligro que tienen quienes llevan

grifos en los bolsillos, pero no me advirtió de que los cheques

cruzados no se firman con goteras y besos,

y en mi casa

hay montones de trastos que se pasan el tiempo en si bemol

como parte del pago por haberme quedado con lo puesto,

desabrigado,

obvio,

transeúnte nocturno de esta calle bohemia a la que abrazo

de farol en farol.



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1 comentario:

  1. Imposible pasar por alto este hermosísimo poema del Maestro y amigo Vicente, le recuerdo con mucho cariño

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