Sería una idiotez si yo dijera
que todo se lo debo a la poesía,
al bálsamo,
al paisaje,
al vientre de las hembras o al verdor transparente de sus muslos
al vientre de las hembras o al verdor transparente de sus muslos
y además un hipócrita si llegara a
negar que soy quien soy
gracias a los poemas,
escribir
me ha ido haciendo más breve los
minutos que paso en los andenes,
me ha hecho recordar por qué el sabor
de las lágrimas no eleva
el brillo de los ojos y confieso
que ha valido la pena revivir niños
muertos que no habían
conocido a sus madres,
pero sigo pensando que hay en mí
desnudeces que no caben
completas en mi nombre,
sigo siendo de barro,
infiel con las metáforas y al final de
mis días pecaré de extranjero
en cualquier cementerio en que repose
sin embargo ahora entiendo
que haya gente dispuesta a mantener
sus raíces de pájaro,
comprendo
que progresen las hierbas y que
existan
montañas de vencejos
por lo tanto, si escribo es que me
niego
a admitir que no me quede
un átomo de Dios entre las venas.
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