Un oboe sonando,
una nube de mármol que tuviere
brillo de catedrales,
un murmullo varado en la pupilas,
las montañas
bogando a mediodía por las aguas
de cualquier carretera,
la larga sonrisa de un muchacho,
un lago sin orillas,
un manzano,
la vida….
Pero nada mejor que la certeza
de una muerte contigua
para poder decirme que estoy vivo.
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