domingo, 27 de marzo de 2016

Vamos a ser sinceros



Vamos a ser sinceros,
todo pasa por ver cómo las sombras de un juguete amarillo
van cayendo, desnudas, sobre el mundo,
todo pasa por ser a simple vista
un chaval estupendo y santiguarse
a la hora de los pájaros,
en realidad, lo nuestro es limitarse a respetar las consignas
escritas en los mapas,
girar a la derecha, detenerse, frenar, mirar al frente
cuando así nos lo ordenan las señales de tráfico
y seguir dando tumbos,
emergiendo,
mirando el diccionario hasta que un nombre antiséptico
encaje con el tuyo.
¿A quién le va a importar si está lloviendo el mar mientras el tiempo
se desliza sin prisa y yo me aguanto
las ganas de vivir y me restriego los ojos esperando
a que un cuerpo sin nombre o un cadáver sin manos aparezca
flotando más allá de lo límites de un día sin escrúpulos?
De nada habrá servido desclavarse de golpe y sin que duelan
todas las percepciones, arrancarse
los recuerdos más íntimos,
instalarse a vivir en el sistema arterial y en la estrechez de la sangre,
da lo mismo,
es inútil buscar en los bolsillos las monedas romanas
porque sabes que es falso que en tanta ambigüedad
haya un solo camino que conduzca hasta Roma.

Vamos a ser sinceros:
si todo se reduce a una rutina nocturna
¿de qué sirve el esfuerzo por contener un llanto que hace daño a los ojos?

435

No hay comentarios:

Publicar un comentario