Si dentro de cien años se contara...

Si dentro de cien años se contara
la historia de este exilio
¿quién la iba a creer?
para entonces
no tendría sentido hablar de expatriaciones
ni de puentes colgantes,
ni de trenes que llevan cuatrocientos vagones enganchados
a un viernes de dolores, para entonces
ni las largas bufandas ni los campus
de muchachos promiscuos serán nuestros;
la noche será sólo una ciudad apagada,
una mujer sin rostro, tan cetrina
como un templo a las diez de la mañana.
¿Quién se lo iba a creer?
Si dentro de cien años se contara
que hay niños que no han visto jamás un colibrí,
que llenamos los lagos con peces de cerámica,
que hay señoras que estudian la ecuación de un suspiro
y operan a sus perros de várices,
si dentro de cien años se intentara
convencer a la gente de que ahora
no están amontonados los muertos en las calles,
no hay residuos de orín en cada esquina
ni un verano con moscas
ni un apátrida
escribiendo su nombre en letras góticas,
¿quién se lo iba a creer?
Pero seguro
que hay a quien le queda la rara sensación
de haber vuelto a nacer y haber vivido
dos veces ese instante.

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