miércoles, 27 de marzo de 2019

Nadie piense que escribo porque tengo





Nadie piense que escribo porque tengo
la más leve intención de molestar, es tan sólo
que no puedo dormir y están los cuervos
abriendo las ventanas,
sus graznidos
trepan por las paredes,
se cuelgan de las lámparas,
me acorralan,
me invaden:
y es que vienen
con la abyecta misión de negociar mis entrañas
y engordarse de mí

y aquí están, se han calzado
zapatillas de hierro y llevan
guantes de esparto.

Os aviso
si notáis alboroto es que salieron
un instante al pasillo
sin encender la luz
y alguno de ellos
se ha pegado un trastazo en la escalera.

¿Los oís?

Tienen rostro de cuervos lapidados, hace tiempo
que partieron mi casa en dos mitades
y se acuestan conmigo.

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