Nadie
piense que escribo porque tengo
la
más leve intención de molestar, es tan sólo
que
no puedo dormir y están los cuervos
abriendo
las ventanas,
sus
graznidos
trepan
por las paredes,
se
cuelgan de las lámparas,
me
acorralan,
me
invaden:
y es
que vienen
con
la abyecta misión de negociar mis entrañas
y
engordarse de mí
y
aquí están, se han calzado
zapatillas
de hierro y llevan
guantes
de esparto.
Os
aviso
si
notáis alboroto es que salieron
un instante
al pasillo
sin
encender la luz
y
alguno de ellos
se
ha pegado un trastazo en la escalera.
¿Los
oís?
Tienen
rostro de cuervos lapidados, hace tiempo
que
partieron mi casa en dos mitades
y se
acuestan conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario