jueves, 27 de diciembre de 2018

Nunca pienses sin más






Nunca pienses sin más 
que el viajero se muere en cualquier sitio,
lo pensamos tú y yo que no aceptamos
las teorías de caos ni la influencia que ejercen
los astros sobre el limbo,
nada ocurre según los corolarios de los hijos de Newton
ni a despecho del Libro de las Lamentaciones.

Tú debieras saber que un viajero no padece de vértigo
ni juega las quinielas de los falsos milagros,
que un viajero
no le cuenta su vida a los taxistas
ni duerme en un hotel de metáforas fáciles,
al contrario,
se encomienda al termómetro de las horas felices
y lleva las camisas agnósticas a las tintorerías,
se enamora en silencio y al dormirse
sueña en budas.

Quien viaja conoce que no es fácil morirse
sobre un lecho alquilado, y a solas, con el traje
colgado de una percha y un billete de tren
que se queda obsoleto,
porque si algo precisa quien se pasa la vida alimentándose
de ciudades hipócritas, es mirarse hacia adentro
y encontrar el sentido de las cosas que ocurren.

Lo sé por experiencia: hay viajeros
que han vivido cien años y aún no tienen un palmo de tristeza
donde caerse muertos.



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