jueves, 27 de julio de 2017

He dejado la carne en la girándula

   


  "He aquí que aún me queda el dolor,
                                                            ese dolor conmovido y callado que tienen los puertos
                                                                                    y las manos de los locos..."
                                                                                            LUIS ROSALES


He dejado la carne en la girándula
de un secreto armisticio, en el caudal
de un trasvase de pájaros dispersos
y aún me queda un dolor,
he aquí que aún me queda el dolor que compartimos
como un fusilamiento, bajitos y en puntillas,
a la espera, tú y yo,
de una resurrección que cada noche
soporte sobre sí
más hectómetros cúbicos de tierra,
más olores a orín en los andenes
que esperan a Godot:
nunca he sabido
acostarme desnudo de memoria
y en cada pensamiento había un puñal,
una daga, una ráfaga de pólvora
como estrías ocultas en los ábsides
de un templo profanado.
Es un dolor de ausencia, intransitivo,
un dolor de epitafio por un muerto
que nunca estuvo vivo y se enterró
a la espera de un nuevo desembarco.
Es un dolor de marzo, de cerezas
apenas apuntadas
redimiendo con sangre las laderas
donde siembran, sin fecha de regreso,
su inocencia primera los magnolios.
Y es que en este dolor del que ahora os hablo
he vivido sin agua, hemos vivido
en nostalgia de árboles, tiene el suelo de azufre
sin páginas
de protocolos previos, como el huésped
que sabe que su celda tiene el suelo de azufre
y las paredes
de dioses que se aburren de sí mismos.
A ver si me explico:
estoy hablando
de ti, de ti y de mí,
con un racimo albillo de silencios
sangrando en cada palma de las manos.

1 comentario:

  1. La profundidad de estos versos me ha tocado profundamente, solo que...está vivo entre os que lo admirábamos y queríamos..un gran poema
    Carmen

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