Sobre el polvo y el humo de mi casa,
cuando yo esté
muy lejos, es posible
que se
levante un parque, y en un gesto,
acaso de
nostalgia, le bauticen
con las
letras dispersas de mi nombre.
Y crecerán
los árboles entonces
con un
incomprensible olor a cripta,
brotarán los
evónimos, las prímulas,
las dalias,
los jacintos y las rosas
con sabor a
metáforas lejanas,
treparán
hasta el sol las buganvillas
disfrazadas
de acróbatas anhelos
y un colorín
de viento, cuando apenas
su trino
roce el alba,
me contará
que hay niños, que hay aromas
de romances
inéditos
y alborozo
de alondras donde ahora
estoy yo,
sólo yo,
con mis
versos,
con la voz
desterrada, con el alma
asombrada y
cautiva entre estas cuatro
paredes en que
habito.
Y entenderé
por qué valió la pena
no haber
muerto en enero.
Poemario LOS PASOS QUE HEMOS DADO (2005)
XII Premio
de Poesía Encina de la Cañada
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