¿Por qué razón la sombra de los árboles
se alarga cabizbaja -como extienden
sus brazos los mendigos-
implorando el amparo -no se sabe-
si del cielo o la tierra?
¿Por qué en su desnudez de leve talle
las ramas de los árboles fabrican
con la luz de la tarde las saetas
que dispara el invierno y que nos clavan
su aguijón de anestesia en el penúltimo
crepúsculo del alma?
No es limosna de sol lo que mendigan
ni lejanas bahías donde acuda
su cintura carnal a disolverse
en la humedad pluvial de nuestros labios,
no es el sueño infinito en que se viste
de blanquísimas albas la memoria
para nacer de nuevo como el llanto
surgido entre las cuerdas de una lira.
Se quejan, si es que es queja,
del autismo de un mundo acomodado
a guitarra y cervezas,
a relojes sin péndulo, a mentiras
con el cuerpo de vidrio y a montones
de mirlos inmolados sin que se haya
la escarcha asombrado en los naranjos.
Es voz cuanto reclaman, sólo voz,
o presencia o constancia entre las ruinas
que deja la palabra a ras de tierra
cuando el clamor acaba.
Quizás, porque no tienen
las pupilas azules de la infancia,
la longitud del día les permita,
en una extraña fórmula, aferrarse
desesperadamente a la esperanza.
Del Poemarío "Cuando la sombra es sombra"
Poemario LOS PASOS QUE HEMOS DADO (2005)
XII Premio
de Poesía Encina de la Cañada
Tomado de
No hay comentarios:
Publicar un comentario