jueves, 27 de diciembre de 2012

Quizás resulte extraño que a mi edad






Quizás resulte extraño que a mi edad
no necesite agenda
ni reloj
ni tenga en mi escritorio un calendario.
Quizás resulte extraño que no sepa
qué mar se ceñirá mañana a mis orillas
o en qué segundo exacto la noche se hará múltiple
como un verbo callado.
Pues no. No me interesa
saber cuántos minutos de muerte tiene un año
ni en qué fracción de lunes se escribe una agonía,
nunca llevé por cuenta las hojas que el otoño
fue dejando caer sin mi permiso,
no quiero conocer qué va a ocurrir mañana,
quiero, sí,
quiero que ocurran cosas, que sucedan
amaneceres claros, alamedas
a ciegas y carámbanos
como caricias tiernas colgadas de los árboles,
no me importa saber la hora exacta
en que van a estallar los gorriones,
pero quiero escucharlos cuando canten.
No sé por qué ese empeño en que no siga
la vida su secuencia de sorpresas,
por qué esa exactitud, ese tener
contados los latidos o estudiado
cuánto mide un temblor o adónde llega
la longitud de un sueño.
No. A mí no me preocupa
perder el autobús o que no existan
trenes de cercanías, no me importa
llegar tarde al verano o que me encuentren
desnudo los inviernos, no me importa
saber si hoy es domingo o cuánta equis
ha habido en la quiniela,
si a la hora en que escribo
funcionan los cajeros automáticos,
si a las diez menos cuarto, como anoche,
jugarán sin pijama las estrellas.
De verdad,
no me importa
llegar tarde al café o a aquella cita
que os concedí hace tiempo
ni siquiera, os lo juro, me desvela
que llegado el momento se me olvide
la fecha mi entierro y os encuentre,
cuando caiga en la cuenta,
con cara de fastidio y herrumbrosas
vuestras manos de pésame.


Poemario "Donde se pone el sol"


“ALGUIEN SE HABÍA BEBIDO EL CANTO DE LOS PÁJAROS"

XV PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA “EL OLIVO"

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