martes, 27 de noviembre de 2012

Y ahora voy a mentir



Y ahora voy a mentir,
voy a mentir
con toda la verdad sobre las manos.
Estoy mintiendo adrede cuando digo
que escucho cómo late el corazón
y estoy despierto:
hay veces
que un latido no es más que un sobresalto
o el goteo de un llanto intermitente.
Y si afirmo que en este mismo instante,
que en este mismo verso
estoy mirando a un pájaro o escucho
el clamor de una isla en un incendio,
también estoy mintiendo como miento al decir
que tengo un corazón que ríe y llora,
un corazón que sangra, que palpita
y que a veces un beso,
sencillamente un beso lo desborda.
Es muy fácil “vivir”,
es muy fácil vivir porque la vida
sucede simplemente,
sucede por inercia, porque un día
una canción de cuna te saca del olvido
y te enseña a escribir
y a caminar
y decir buenas tardes
y a mentir,
sobre todo a mentir
porque cada mentira es una prórroga
para tenerse en pie, cada mentira
es como una indulgencia, como un pase pernocta
o como un niño,
como un niño con risa de trigales
reflejado en un charco.
Lo difícil
es llegar a admitir que el corazón,
mi corazón
o el tuyo,
aunque siga latiendo todavía,
aunque siga habitado,
sólo sostiene a un muerto.



Poemario "Donde se pone el sol"

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