jueves, 26 de julio de 2012

Yo no hablé de este mar

Yo no hablé de este mar, yo nunca dije
que el umbral de la luz tuviera lindes
ni guaridas la voz,
cuando decía
azul o inmensidad me refería
a un grito indefinido en el silencio
donde nacen las cosas, donde empieza
el dolor que fecunda los misterios
del agua con la arcilla,
del signo y el concepto.
Yo no hablé de este mar y ni siquiera
imaginé la arena de su playa,
me callaré este mar aunque sus olas
se ciñen a mi vientre, aunque se enredan
sus algas en mi pelvis,
sí,
éste es tu mar, mi exilio y tu morada,
la bahía de carne insatisfecha
donde acuden mis ríos como yeguas
preñadas de naranjos,
como cauce de olivos que reclaman
la desnudez anónima de un beso.
He comido del pan de tus trigales
y he bebido del sol de tus majuelos,
éste es tu mar y éste el equipaje
que me llevo de ti, porque aquí vine
en el vagón de un tren equivocado.


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