viernes, 27 de julio de 2012

No sé si alguna vez habéis sentido

No sé si alguna vez habéis sentido,
justo al atardecer,
el inmenso placer de suicidaros.
No sé, pero os invito
-si es posible a la orilla del océano-
a intentarlo algún día
una tarde cualquiera de estas tardes
albero de un verano, pero siempre
a la hora asesina en que se inmolan,
ebrios de savia y luz, los girasoles.
(Están llenas las calles de cadáveres
que deambulan sin rumbo, suicidados
a punto de empezar un nuevo día.)
Y te dejas el tiempo en las aceras
desangrando aritméticas palabras,
te vas de las ciudades que prohibieron
construir en sus muros ventanales,
te olvidas el adiós del cementerio,
y el azufre del miedo,
te cansas de guardar para mañana
porque mañana es hoy
y hoy –si el mar es mar- serás eterno.
Y te olvidas…,
te olvidas de los llantos de cerveza,
de las risas de nailon,
de las preces que eleva un cigarrillo,
del conjuro asimétrico del sexo,
te olvidas de ti mismo,
de los grillos
que se inventan crepúsculos de adobe,
te olvidas de tu acento,
del olor a mandrágora e incienso
a orillas de tu aliento, a la distancia
exacta de tu piel,
te olvida de que existes –si es que existes-,
de cuando fuiste tórtola y tus vuelos
intentaban dianas sobre el sol,
de cuando fuiste pino y se embriagaba
tu cintura de musgo con la brisa
que pintaba el tomillo.

Te suicidas tú mismo, sin que nadie
mancille la hemorragia de silencio
que se adueña del mundo,
sin que nadie se invente un silogismo
que te nazca –recién niño- de nuevo.

Te suicidas tú solo, a tarde lenta,
a plazos bien contados,
y a la grupa de un ángel,
noche a noche,
reinventarás el cielo y pondrás nombre
al infinito número de estrellas. 


Antología-47




“De Silencios fingidos”
Finalista IX Premio de Poesía Ciudad De Torrevieja.
Vicente Martín Martín

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