martes, 27 de octubre de 2009

Hablamos de nosotros

Hablamos de nosotros
y hablamos de las cosas que a veces nos suceden
como si el mundo fuera una tienda de especias y embutidos
o un bazar en que todo tiene un precio y las ideas
se venden de estraperlo

y hemos ido nombrando a cada cosa con el solo objetivo

de borrar los silencios

sin fijarnos

que cada ser es dueño de sus propias palabras y genera

unos mundos tan breves que no hay nadie
capaz de aprisionarlos.

No te perdonaremos los poetas que murieras tan muerto,
jamás, que abandonaras la casa y no dejaras
encendidos los fuegos,
que ni una sola piedra consintiera
esculpir una lágrima.
Jamás.
Y es que estabas tan harto del París de los puentes
y sus dioses de alpaca
que tus últimos versos fueron llaga y sutura,
testamento y mortaja,
te dijiste
compañero del sol y madrugabas
para ver cuán fugaz era el reino final de las estrellas.
¿Donde tú estás percibes el aliento
postrado de las rosas?
Pudiste conseguir que te fundáramos olas al pie de las estatuas,
que las garzas aprendieran tu nombre y sin nombrarte
preguntaran por ti a los
que custodian las casas de las mariposas.

Dime ahora
¿qué dios
escuchará esta noche tus poemas?




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