Estas piedras lo saben, ellas fueron testigos
de cómo empezó el mundo en un sollozo,
ellas tienes constancia de los pueblos que embaucaron al sol y lo exportaron
en serenos eclipses
y saben del bostezo del zorro,
del ojo del jaguar y de los grandes espíritus que intentaron
sobornar a los pájaros.
Saben tanto de mí que no se atreven a mirarme a los ojos,
me conocen y callan,
son la arena pisada donde el mundo protege sus memorias.
A su vera durmieron la codicia y la espada,
los vientos más sublimes y los héroes
que escribieron su nombre en las entrañas indígenas.
No carecen de nada,
no presumen de nada y sin embargo
son más piedras cualesquiera sin inscripción alguna,
inermes,
milenarias,
como si alguien las hubiera vestido de vestales purísimas
para el juicio final.
.Poesía Pura
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