Sé que has estado aquí,
reconozco tus labios en los bordes de las tazas de té
y el olor a tu cuerpo en las paredes del baño,
pero hay más,
alguien vino contigo y ha dormido en mi cama y no era un hombre,
¿desde cuándo
ignorarse a sí mismo o afirmar que no existe el paraíso
tras una raya blanca
le convierten a uno en ciudadano
de Lesbos?
Hace siglos que ocurren estas cosas
pero no da derecho a ser estúpidos,
acostaos,
bebed,
pero no es justo
que uno llegue a su casa y sólo encuentre pavesas
de una extraña pasión donde debieran
estar sólo las fotos de los hijos.
En cambio
yo he venido a esta casa muchas noches oliéndome a mí mismo
con aspecto indolente y sin sangre entre las piernas,
he echado los pestillos,
me he asomado al jardín y cuando he visto que nadie me seguía
he rezado por ti
y me he dormido.
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