viernes, 16 de marzo de 2012

Y cuando yo no esté



Y cuando yo no esté
quién te traerá las flores de los sábados,
quién tomará tu mano mientras oyes la música de los acordeonistas,
quién cubrirá tus hombros con estolas de armiño
y frotará tu espalda con aceites de arándanos;
dime
cómo vas a encontrar el pasadizo que conduce al otoño,
cómo vas a vestirte para no estar desnuda en el baile de las semejanzas,
cómo vas a dormir si no hay quien calle a los deltas de los ríos
y cada instante más,
cada minuto más,
se están llenando las calles de vendedoras de lotería
que bostezan
como viejos turistas que han perdido el billete de autobús.
Y cuando yo no esté
y hayan muerto de viejas las puertas giratorias
¿seguirás escribiendo en la luz con tinta albina,
serás la que aparezca silbando detrás de la neblina mientras se hace el café,
la que enseñe a esprintar a los gusanos de seda
y llegado el invierno se acostumbre
a una taza de té
y a las mañanas
de aromas bolcheviques?

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