Si las piedras hablaran

Si las piedras hablaran
borrarían sus nombres las ciudades enteras,
los mendigos de siempre serían príncipes,
los vasallos,
señores
y quizás prescribiera de una vez la distancia
que existe entre las cosas


si las piedras hablaran volverían
a ser peces los buitres y el tiempo la guarida
donde esconden las ranas su temblor milenario,
sumarían
diez y diez cuatrocientos y no habría
relojes discontinuos que contaran las horas en que estuvo
Jonás en la ballena

tú arderías en salmos,
yo hablaría en danés y en las mañanas de junio escucharíamos
las canciones de invierno

porque entonces vivir nada tendría que ver con que los trenes
salieran a la hora,
con amarnos por turnos y mirarnos a oscuras,
con rezar de mentira a los difuntos
y poner en remojo para el día del juicio nuestros huesos.

Poesía Pura,  10 07 11