Hoy me siento capaz de cualquier cosa,
capaz de transitar entre las rutas del mármol y ungir las sepulturas,
capaz de rebelarme ante los ídolos que aúllan como lobos,
capaz de un desencanto,
de un semblante de luto,
de sobornar las simas donde anidan los grajos.
Si advirtiese
que un instante cualquiera de mi cuerpo
derritiera tus lágrimas
y al mirarte a los ojos te estuviese abrazando en voz pasiva,
si me fuese imposible inventarte una alegría
hoy sería capaz de desclavarme las manos,
de golpe y sin que duela,
capaz de cocinarme la lengua y abrocharme los dedos
y perseguir mis sombras como un galgo mecánico
hasta caer de espaldas
o hasta quedarme ciego y de esa forma
sólo ver con tus ojos,
sólo hablar con tu boca,
sólo amar el jardín donde mis huesos
crezcan como tus árboles.
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