jueves, 14 de abril de 2011

Y de repente tú

Y de repente tú,
tan sólo tú,
inquieto, agazapado en un instante sin fecha,
es todo cuanto pende de este puente suicida que es el tiempo,
tú,
como esa geometría de adoquines sin pálpito
que engulle el corazón de tibias prostitutas,
tú,
crucigrama perfecto, desidia en los bazares, balcón en coma etílico.
Hoy puedes festejar que nunca has muerto de muerte violenta,
que nunca te has fundido en la pereza de un martes,
convéncete,
si logras que la noche no traspase los semáforos rojos
hoy tendrán en tus manos los detalles del mundo,
hoy serás el cordón umbilical que evite el holocausto
y habrás de ser la isla subterránea,
el jardín alegórico,
el dios de cartón piedra,
la alameda durmiendo boca abajo,
tú,
la lluvia que salpica,
el dios inveterado.

Pero todo es inútil.

De repente también te están creciendo
sin cabeza los pájaros.

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