jueves, 14 de abril de 2011

No estoy tan ciego, amor, no estoy tan ciego

.No estoy tan ciego, amor, no estoy tan ciego
para no ver en medio de esta jungla de voces y semáforos
cómo crece la niebla,
cómo flotan enfáticos, pomposos
en este mar estúpido los náufragos,
no es lo mismo
morir a la deriva que aferrarse a las olas reorientando
velámenes y jarcias.
No estoy tan ciego, amor, para no ver
cómo crujen las hojas, cómo acosan los vientos de septiembre
y el rescoldo que dejan al arder los libros viejos.
Tenemos que admitir
que hemos matado a Bécquer
y no queda
ni una sola de aquellas buganvillas que crecían
al borde de tus labios.

Qué atrás quedó París.
Qué lejos aquel viejo café en que al mirarnos
se incendiaba la sierra.

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