Llama Dios

Llama Dios
a la brisa que cuida del sueño de los girasoles,
a los vientos capaces de andar sobre las aguas,
al soplo que convierte las lenguas extranjeras
en palabras vernáculas,
llama Dios
a la piedra de toque que arrebola las nubes,
a la gota de agua que forma el arco iris,
a la hoguera de nieve
y a la brasa de hielo,
llama Dios al dolor maternal de las semillas,
a la savia que aviva los cerezos,
a la albahaca que crece alrededor de las tumbas
y a la embriaguez del cáñamo,
llama Dios finalmente al violinista judío
que acaricia los panes y los peces,
a la túnica nueva,
al pozo que descifra la sed de los jeroglíficos
y al resplandor que ciega la melancolía de los enfermos,
llama Dios a las aves de obsidiana y a los puentes de mimbre,
llama Dios sobre todo al primogénito que precede a la lluvia
y enciende luces nuevas.


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