martes, 12 de abril de 2011

De vez en vez y a fuerza



De vez en vez y a fuerza
de dejarnos crecer la indiferencia,
un hombre
se nos viene cayendo por la sangre
y una nube de grillos va ocupando las calles principales
en dirección opuesta al transeúnte.

De vez en vez, al fondo
de la suite de el hotel donde se hospeda
el corazón de un hombre
suena,
breve,
un teléfono:
alguien lo coge:
llaman
del fin del mundo.



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