sábado, 8 de enero de 2011

Si hubieras sido tú quien cada noche



Si hubieras sido tú quien cada noche
bajaba hasta mi almohada y me secaba
este llanto de hombre,
si hubieras sido tú quien al dormirme
se encarnaba en mis sueños y al soñarte
eras brisa y tifón,
aroma y ángel,
si hubieras sido tú la voz callada,
la llama incandescente,
la epidermis del trigo,
el frescor de mis labios…,
si hubieras sido tú.
Pero el llanto del hombre es un arroyo que llega hasta los huesos,
es un llanto sin lágrimas que no duele en la voz
ni a flor de piel y que retorna
al dolor donde nace. Y por lo tanto
es posible que sí,
que fueras tú
la gota que fluía sin oxígeno al borde de mis párpados,
que fueras tú la fiebre,
la humedad ambulante
y ese ahogo tan mío que a fuerza de llorarte
ya es de todos.

Si fueras ahora tú la que olvidando su cuerpo en la otra vida
despertara a mi lado…


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