lunes, 7 de junio de 2010

Ten,

Ten,
aquí guardo las horas que no pude escribir en mi reloj de pulsera,
aquí están las mañanas de los gozos infértiles,
las palabras encinta,
los versos sin rencor
y las flores que pude alcanzar sin pisar tierra,
todo ello sin nombre y para ti.
Atrás dejé los sueños en trozos diminutos y las cuencas
de las aguas salobres,
siempre estuve acuciado por profetas menores y sangrías de pájaros,
siempre estuve bailando en los burdeles con resinas apaches
y llevaba las ropas de un faquir con bigotes
y al final
nunca tuve una madre,
nunca pude encontrar una ternura en las mesillas de noche
y el viento era más denso, cada día más ácido,
las paredes más altas,
la luz
más enseñada a vivir en los arcones.
Si te traigo estas cosas que a los ojos del mundo
sólo son nimiedades,
tómalas:
no sé si más allá de las nubes existe un paraíso,
si arrasados los bosques funcionan los teléfonos,
no lo sé y no me importa,
solo quiero que sepas
que estas flores hoy secas, las mañanas infértiles, las palabras encinta
y estos versos sin nombre
los guardé para ti.

 

 Poesía Pura 07 06 10

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