Lo recuerdo muy bien...

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Lo recuerdo muy bien,
tú te volviste
y elevando las manos me cubriste los párpados
para entrar, toda azul, en las tinieblas.
La tarde aún acechaba en el canto encuadernado de los libros
y eran largas la horas, largo y lento
el mármol reflejándose en los truenos marzales
de un dolor pirenaico.
Te recuerdo muy bien, tú me habías dicho
que cantaban los pájaros en las cuencas fluviales
que horadaban las lágrimas,
y es verdad,
es verdad que he aprendido a reír con las encías clavadas,
que he encontrado frutales que tenían la piel menos amarga
y he apagado la sed
y eso que apenas
han crecido más flores
y se filtra
muy despacio la luz en los castaños, muy deprisa
la humedad que se inventa otro color en los muebles.
¡Toda una primavera regalándote alondras para esto!
Hoy sería otra vez tu cumpleaños,
hoy
me desperté de nuevo
y tampoco te he visto en la ternura de un pez ni en la canción
que ensayaban,
como tú me dijiste, los pájaros.