jueves, 9 de septiembre de 2010

Así, tan débilmente...

Así, tan débilmente,
como surge la vida en una rama de olivo,
como envuelve la niebla las lejanas colinas
y se embriaga en los chopos,
tan débilmente, así,
recubierto de grises, nace el día.
Y es un rayo de luz irrepetible
quien se baña en el río,
quien se viste de fuego y purifica
los objetos sin voz, los derrotados
caballos de la noche.
Y así mi corazón, tan débilmente,
se desangra en la aurora
y tiene sed,
toda la sed de un cántaro,
y así estará mil años recorriendo
brocales de la luz hasta que encuentre
la claridad de un pozo solitario.


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