Y de pronto no hay más: llega un momento

Y de pronto no hay más: llega un momento
en que todo está escrito, en que te sientes
humanamente solo y las paredes
progresan envolviéndote,
un momento
en que están sucedidas las palabras
que vas a pronunciar
y no hay sitio en los bordes de los labios
donde clavar siquiera una penúltima
sonrisa jubilada.
Hemos ido guardando tantas cosas inútiles
que ninguna
sirve para vivir
y quizás conviniera
dejar de preguntarnos a qué hora del día
o en qué andenes
perdimos la inocencia y aprender
a improvisar un llanto
o un grito tartamudo,
algo así como nace un dolor en las entrañas
de una isla inconclusa,
sobrevenida acaso,
porque el tiempo
nunca aclara las cosas y resulta
muy difícil saber
cuando nace un recuerdo o cuando empiezas
a vivir el olvido.

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