Por piedad sepultamos los restos de los muertos...

Por piedad sepultamos los restos de los muertos,
usamos los zapatos que usaron nuestros padres
y le damos el tiro de gracia a los soldados
que caerán en la próxima emboscada.
Por orgullo
mantenemos en pie nuestros castillos con aljibes leprosos
y hablamos de una infancia a destiempo y de galopes
de galgos colorados sobre el mundo,
por higiene llevamos al tinte la conciencia,
regamos el jardín,
vamos a misa
o ayudamos a un ciego a morir en el semáforo.
Por vergüenza, y acaso porque amar es un encuentro monzónico,
nos cuidamos los dientes y limamos
las uñas de los pies
no vaya a ser que llegue una mañana más alta que la noche
clausure sin más todas las rutas que llevan a una madre.
Por decreto son verdes los verdes papagayos
y el sastre de los árboles veranea en invierno
y por miedo,
por miedo tabicamos la puerta y cerramos el balcón
y así no entran
las risas de obsidiana y los fusiles del vecino.

Pero llorar,
solamente lloramos por amor.

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