miércoles, 20 de enero de 2010

Discúlpame las manos: hace tiempo...

Discúlpame las manos: hace tiempo
que son como un sarmiento desgajado de mí,
como astillas de nadie
y hoy tengo tantas cosas que decirte
que sólo así, fingiéndome columpios en el aire,
soy capaz de evitar los murallones
de esta celda de trapo que me habita
desde fuera hacia adentro.
Ahora mira esas nubes celosas que te acechan
como falsos profetas y me dices
qué puedo hacer sin manos:
con ellas he jugado a ser humilde,
he jugado a ser pez en un arroyo
de quietudes magnéticas,
a ser caña en la orilla,
delgadez en la lluvia y casi siempre
silencio maniatado,
con ellas he jugado a ponerte mañanas en el pelo
y cerezos bravíos en los labios,
con ellas he intentado sembrar en los barbechos
y en las copas más altas de los árboles,
y siempre
intenté dibujarte las cosas de otra forma,
un cero boca arriba y los lagartos
más allá de la nieve,
conseguí
que los ríos tuvieran otro nombre
y el mundo la edad de las imprentas.
¿Acaso la escritura -las sílabas, la letras-
no fueron desde siempre el idioma de los pájaros?
Sin manos tengo el mar para inventarte,
tengo el sol a la altura de tus pasos
y un verano de orquídeas y azaleas
y el mapa de un camino
blanco a San Petersburgo.
Sin manos
he fundado en el cielo una casa de muñecas,
sin manos he aprendido a volar y soy capaz
de viajar a través de los glaciares
y poner a tus pies el Polo Norte.

Discúlpame las manos, mientras sepa
cerca de mí
las tuyas.

074

No hay comentarios:

Publicar un comentario