viernes, 27 de julio de 2012

Atrévete

Atrévete,
aspira tan profundo
como si alguna vez te fueras a beber
de un solo trago toda la transparencia.
Y luego
no eres tú,
sabes que no eres tú, que ni siquiera
tu silencio o tu voz te pertenecen,
ni una desolación, ni esa memoria
de tiza que nos deja la amargura,
pues toda posesión siempre conlleva
un acto de violencia.
Ahora pasa de página y escucha:
detrás del celuloide,
más allá del espejo sólo cabe
la humedad de la piedra y tú no tienes
el salival de piedra
ni te habita
la líquida presencia de la piedra.
Escúchame
porque quiero decirte que una gota de lluvia
no forma un humedal, y un humedal
es una multitud,
una aglomeración y casi siempre
la multitud
la forma un solo muerto.
Porque quiero decirte que en el fondo
nadie sabe si habita un corazón en propiedad
o pertenece,
como suele ocurrirnos casi siempre,
a un ser del que no sabes si a estas horas
acaso habrá nacido.

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