lunes, 25 de julio de 2011

Sucede que una tarde

Sucede que una tarde
te miras al espejo y lo que ves no es la imagen de aquel niño
que hasta ayer te fingiste,
resulta
que de pronto el invierno se llenó de volcanes
y no hay playas
ni horizontes capaces de mentir en tu cielo una cometa

ves a un hombre
con mirada de buzo y el aspecto de náufrago
ceñido a una columna vertebral que no es la tuya

ves un río que fluye y no es tu río,
una voz que te habla y no es tu voz
y una piel
que aunque lleve tu nombre no es tu piel

los años han pasado con una precisión tan indiscreta
que el paisaje que crece al otro lado
ahora es ocre,
las promesas de ayer son lagartijas sonámbulas
y las flores
los abrojos que crecen a tus puertas

hoy te quedan las migas de una infancia infeliz por la que sienten
repugnancia los pájaros,
hoy eres
la mitad de septiembre y la indulgencia
de un día sin colegio.

Poesía Pura,  25 07 11

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