así sabrás
cuál es tu aspecto póstumo y qué bien
te han sentado los años.
Felicidades, pues, si has encontrado que la envidia
no se cura en Ganges
ni aprendieron
las aves a volar con exceso de azúcares,
felicidades hoy
que al bajar a la calle te has sentido como un pájaro adúltero
sorprendido in fraganti:
ya eres bosque de nuevo,
ya has dejado pasar sin enervarte a los trenes tardíos
de la histeria mundana
y ahora sí,
ahora puedes poner en tus masías rosetones románicos
y orinar hacia arriba,
qué más da,
mañana te hallarán los cocodrilos de Egipto
jugando a las canicas mientras arde tu casa
y los adviertes
que se han equivocado de siniestro porque tú
no eres Gregorio Samsa.
Poemas del Alma 02 03 10
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