Me han hablado de un mundo en que no estaba
desterrado el lenguaje
y a menudo
las palabras salían de paseo y las palabras
mordían a los niños
y los niños
se infectaban de rabia y con la rabia
se enfermaban de adultos
los padres de los niños compraron escopetas y anegaron
las ciudades de pólvora,
las palabras gimieron,
ulularon
y cayeron de bruces
y fue entonces,
al ver cómo en las calles se besaban alimañas y golfos
y en los pueblos
los muchachos afónicos se morían de nada,
cuando huyendo del mundo de los muertos domésticos
llegaron los poetas.
Poesía Pura, 05 08 11
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