miércoles, 14 de marzo de 2012

BUENOS AIRES

Lo cierto es que cualquier ciudad del mundo
se parece a cualquier ciudad del mundo,
pero sólo
morir en Buenos Aires es lo mismo
que morir en Madrid.
Y esto es así y aquí también los trenes
funcionan con el viento
y está prohibido hablar a las muchachas
que riegan los balcones
y escribir melodías con besos a las tres de la tarde,
prohibido enamorarse de un agente de tráfico
que lleve corazón de dinosaurio,
prohibido caminar a más de mil latidos por segundo,
prohibido suicidarse al escuchar un clavicordio,
prohibido amar debajo de los puentes,
prohibido echar azúcar al café
o ajenjo al mate.
Aquí también las calles van cubriendo los días con escombros
como ocurre en Madrid,
aquí también el aire abofetea los rostros de los pobres
como ocurre en Madrid,
aquí jadea un viejo,
llora un niño,
las gentes se dirigen palabras verticales,
y a media luz,
con los labios en jarras, camina una mujer pisando el miedo
como ocurre en Madrid.


277

No hay comentarios:

Publicar un comentario