Señora
usted que mira el mundo con los ojos de lluvia,
que sonríe y sollozan en griego las estatuas,
señora, usted que tiene
los pechos en los polos y el aire alrededor,
usted que desconoce cuántas horas caben en un minuto,
que no sabe que el tiempo es ese andar en que la gente se mira en el espejo
y amanece distinto,
tampoco sabe usted que cada vez que me mira
la mañana es azul
y el mundo es mío
que al menos ese instante hay un Dios que me ama y sé que existo,
sé que existen la sed, el campo, el mar,
las playas de poniente y el deseo.
Luego a solas, señora, es la noche y la pienso y la imagino
verdad en un abrazo,
y la invento, señora, y cuanto sueño
tiene algo de vos.
Poesía Pura
01 05 11
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