Nadie piense que tengo intención de molestar,
es tan sólo
que no puedo dormir y están los cuervos
abriendo las ventanas,
sus graznidos
trepan por las paredes,
se cuelgan de las lámparas,
me acorralan,
me invaden:
y es que vienen
con la abyecta misión de negociar mis entrañas
y engordarse de mí,
y aquí están
se han calzado
zapatillas de acero y llevan guantes de esparto.
Os aviso
si notáis alboroto es que han salido al pasillo
sin encender la luz
y alguno de ellos
se ha pegado un trastazo en la escalera.
¿Los oís?
Tienen rostro de cuervos lapidados y hace tiempo
que partieron mi casa en dos mitades
y se acuestan conmigo.
Poesía Pura
08 05 11
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