Si lo que quieres es llevar sobre ti mismo
todo el miedo del mundo
tómate tiempo, vaga por la ciudad como si fueras Diógenes,
detente en la plazuelas donde arrullan el hambre multitud de palomas
y no las alimentes,
luego tíñete el pelo y aprende a patinar sobre una pista de hielo sin patines,
verás qué fácil es subir a casa,
abrir todos los grifos y cortarse las venas.
O quédate en silencio mientras ves cómo barre descalza una señora
el agua de esas lluvias que hace meses no llegan,
después
pregúntale a qué precio le han pagado el silencio y por qué esconde
la mirada de luto,
te dirá que no sabe, vertical, como una misa solemne,
sin saber qué esplendor se guarda dentro.
Sólo de esa manera aprenderás
que ni siquiera
eres dueño absoluto de tu pánico.
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