Mujer,
o lo que seas,
si mañana probáramos a qué sabe la muerte sin morirnos,
o si un día entendiéramos que el miedo a lo absoluto es el invierno
del corazón del prójimo,
si me dieras como albricias tus ojos,
como aliento tu voz a manos llenas,
¿con qué manos,
con qué otoño de azúcar cruzaríamos
las murallas del cielo?
Mujer ,
o lo que seas,
mar de fondo, argonauta, ninfa eólica,
mientras sigues naciendo y no hay lugar más lejano en el mundo
que un viaje a lo incierto
tengo abiertas las venas y el tiempo es ilegible,
avanzo a duras penas y me invento
novelistas anónimos,
pregunto
¿hasta cuándo
regresar de la nada será sólo
privilegio intangible de muy pocos?
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