senil
y predecible,
demasiado vulgar para ser alguien distinto
bajo un cielo doméstico.
y las flores que siembro huelen todas a adobo de conciencia.
Desde hace mil años llevo siempre
bajos los pantalones,
tomo el café cortado con dos sobres de azúcar
y me acuesto
escuchando en la radio noticias deportivas.
Y es más,
lo que nunca creí me está ocurriendo:
ahora soy
turista habitual de Elcorteinglés y hasta amigo
del teléfono móvil.
¡Coño,
y escribo versos!
Persona edificante
para un tiempo en que el hombre ya no tiene
señas de identidad.
.
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