Seguramente exista otro lugar
más allá de ti mismo donde puedas
vivir como si fueses el ángel de un poema,
levantarte a las diez,
mirar por la ventana y no tener que rendir explicaciones
a nadie
sobre nada.
El poema perfecto es el que escribes
sin nombrar el poema,
sin papel,
sin auxilio siquiera de la tinta y por tanto
libre de interferencias,
quien flaquea
no es el duende aburrido que nos habla del mar cuando está triste
y se asfixia en sus gestos,
quien cede al desaliento es el poeta
que se ahoga en sus límites,
el que nunca se supo imaginar dónde miraban los árboles
o a qué juegan los peces cuando llega la noche y se pasean
sólo en ropa interior.
Seguramente existen otras formas de amar
que tú y yo
ignoramos.
Poesía Pura
27 12 10
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