jueves, 3 de junio de 2010

Serenamente triste

SERENAMENTE TRISTE
porque sé que me pueden cortar los dos pies y una mano
y aún tendría la otra,

porque sé que si callan de repente los ríos
y enmudecen las fuentes
me quedo con los pájaros,

serenamente triste por los cerezos malva,
por las corbatas rosa,
por los lagos ventrílocuos
y las fábulas persas,

porque el viento y la lluvia están llevándose
los muros de la casa
y aún resiste la higuera,

porque están los hangares atestados de grises diplomáticos
y espero a los mecánicos de la melancolía,

porque aumentan sin tregua los coleccionistas de absurdos
y crece la rutina de las lamentaciones,

serenamente triste por los expendedores de cerveza,
serenamente triste por los niños de leche y por la madres autistas,
serenamente triste por la soledad de las catedrales y las nieves astutas,

por la intranquilidad de los ahogados,
por la temperatura de los necios,
por el bouquet que dejan los vinos que nunca he de probar,

por todo ello.


Poemas  del  Alma, 03 06 10

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