miércoles, 27 de enero de 2010

No sé si tú lo sabes, pero nunca

No sé si tú lo sabes, pero nunca
tuve interés alguno en preguntarte
cuánto tiempo trascurre hasta que un sueño
se convierte en crisálida o le crecen
las alas a un arroyo,
quizás bastante más de lo que tarda
un temblor en ser junco o una piedra
en desasir el lecho de las aguas.
Tampoco me preocupa, ya hace tiempo
que sé de cuántos siglos
viene la trayectoria de una bala o de cuántas
cesáreas de la luz nace un ocaso,
por lo tanto
si una vez observaras
que tú y yo nos miramos lo mismo que se miran
dos cosas imposibles,
di conmigo que no, que son de plástico
todos lo maniquíes,
que sólo las estatuas son verdad
fuera del diccionario
y los niños de pecho no van al paraíso.

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