Hoy vengo
con las manos manchadas de vientos amarillos,
vengo con un temblor como de azúcar
y una luz que se filtra por los puentes
más allá de los pájaros.
Las golondrinas muertas han dejado
libres los callejones,
ahora crece el maíz y en la arboleda
descansan, casi huérfanos, los súbditos
de un hotel extranjero.
Hoy vengo
desde abajo del mar, con los zapatos
de abril y la mirada de un dulce de vainilla,
vengo desde un no ser en que no caben
más bosques de metal ni se permiten
las ventanas redondas.
Vengo a decirte, amiga, que te pongas
la sonrisa de fresa y las colinas
azules en el pecho: hoy no puedo
colocarte en las trenzas mañanas de champú
ni te puedo acercar aguamaniles
solemnes a los dedos
o a esas manos tan nuevas con que todo
lo fuiste palpitando,
y es que vengo a advertirte
que detrás de los músicos se apostan
los primeros fusiles del verano,
que está extraña la noche y los murciélagos
afilan sus tijeras
y ahora nada es igual porque la muerte
ya no regala nueces y en las calles
se proyecta en versión original y sin subtítulos.
Vicente Martín Martín (España. 1945-2012)
De: "No me pidas que cante cuando vengas"
PREMIO FRAY LUIS DE LEÓN 2008 DE CREACIÓN LITERARIA.
POESÍA.
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