Hoy he vuelto a aquel bar en que una tarde
sin mirarme siquiera me dijiste:
hoy tienes
la sangre en alta mar y por tus ojos
navegan hacia el sol
todas mis naves.
Un viento de aguanieve fue poniendo
alfileres azules en tus párpados.
Hoy he vuelto a aquel bar.
Hoy he venido
a tomar un café
y a recordarte.
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