Hay hasta las iguanas el trayecto de un rifle,
sin embargo
tendremos que esperar hasta mañana:
tu nombre, como el mío,
también está en la lista y es la noche
muy larga. Sólo cabe
contar a cuántas muertes de aquí queda el patíbulo,
guardar de dos en dos todas las lágrimas,
recorrer los eclipses que hay desde el acero
a la luz más cercana y sopesar
la fuerza redentora del silencio.
Al fin y al cabo el mundo es de los débiles
y aquí sólo se quedan los vencidos.
Vamos a amanecer hasta cegarnos,
hasta abrasarnos vivos sobre el ascua
apagado del mundo.
Mañana será el mar,
serás tú por los siglos de los siglos,
tú y yo,
andando,
amando
con un amor más nuestro.
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