Es absurdo guardar
todo aquello que muere con nosotros,
la corbata,
los días infelices,
las arrugas del mar,
los cantos venecianos;
es inútil llevar cuenta de cuántas
cicatrices conservas en el alma
o del número exacto de enemigos que debes invitar
a tu misa de entierro.
Los juguetes se han hecho tan mayores que no caben
de pie en los anaqueles y no quedan
agendas sobornables,
ni siquiera
las fotos de nosotros cuando éramos nosotros
resistirán al fuego gratuito.
¿De qué te va a servir la ropa que ahora guardas
cuando no haya domingos?
187
No hay comentarios:
Publicar un comentario