viernes, 27 de abril de 2018

Hay un balcón de luz donde se asoman



Hay un balcón de luz donde se asoman,
temblorosas aún,
las primeras nevadas del otoño.
Hay un lago que mira desde el fondo
de su candor de nieve cómo extienden,
mortecina,
su pátina de líquenes los meses.
Hay un viejo pinar,
gondolero de brumas matinales,
donde clava el olvido cada tarde
sus espuelas de niebla.
Y hay un hombre asomado al balcón de sus tenaces
otoños color fucsia, suplicando
la primera nevada que le ofrezca
-en claridades ocres
o en crepúsculos sepia-
la redención a todas las heridas
que han dejado sus huellas,
no sabe si en el viento
o en el mapa perdido de un abrazo.

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