lunes, 27 de agosto de 2012

A veces las orquídeas sueñan con los tejados





A veces las orquídeas sueñan con los tejados
y sufren mal de altura,
no es extraño
que la tarde se encorve como un arco y se tiñan
de rojo y amarillo las ramas del manzano.
Escúchame,
hoy llegan desde el norte muchos vientos
diciendo cosas tristes,
nos recuerdan la edad, quieren que creas
que tú nunca tuviste veinte años, que yo olvide
la miel de tus cabellos cayéndote en la frente,
tu sonrisa de yema,
tu talle de jardín,
recuérdalo,
precisamente ahora cuando el alma
se ha vuelto color tierra y se han quedado
callados los profetas.
Se han marchado los hijos, es momento
de guardarnos las prisas,
de orear
tantísimos silencios que nos vienen repletos de alfileres
y echar los alacranes a la selva.
No temas si ahora ves que la tarde se derrite en mi ombligo
y se inundan las calles de alcobas antiquísimas,
mira esta levedad con que se duerme el aire
y el sol, que siempre espera,
quieto, en los almenares.



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